Fue el esperar mi consuelo
aunque mi corazon sabia
que no vendrias nunca,
he intentado llamarte
con mi poesia,
con la cual toda mi vida
te quise amar.
Y en un reflejo del tiempo
apareciste cuan vulnerable
y resplandor sereno sobre mi vista
y yo perplejo, mirandote
y deseando que te quedaras
que no te fueras y que durmieras.
Es curiosamente extraño
los motivos que me incitan
a recordarte, aunque solo hoy te vi.
Y Te vi impecablemente blanca
como una musa fresca, que aparecia
en la nevada, danzando silenciosamente
hasta convertirte en mis acordes.
Y eras tu, irremediablemente dicha,
impetuosa compañia, como aquellos tiempos
en que te definias completa, y
todo lo que pasaba por ti
se hacia, indiscutiblemente vida.
Jair
11/02/2005
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Eugenia
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